MURALES DE MOSAICOS:
IDENTIDAD CULTURAL EN FRAGMENTOS
La construcción de murales de mosaicos es una experiencia Psicoeducativa y Cultural, que fomenta la participación e inclusión de grupos vulnerables en sus derechos ciudadanos, políticos y sociales. Son estudiantes de escuelas municipales, mujeres con trastornos depresivos y victimas de violencia conyugal, personas con trastornos de personalidad y cuadros ansiosos, usuarios de estrato socioeconómico bajo de un consultorio público de la comuna de San Antonio, en Chile. Hombres, mujeres y adolescentes con la autoestima deteriorada, por causa de violencia cultural, donde se vulneran los derechos humanos, sexuales-reproductivos y judiciales, ya que, son excluid@s y discriminad@s, en las relaciones de poder del sistema imperante. En su mayoría mujeres que en una cultura machista han sido maltratadas, económica, física, psicológicamente, durante toda su vida, desde la infancia por sus madres y en la edad adulta por sus parejas.
Los murales de mosaicos juegan con la estética urbana, mezclándose con las personas, los automóviles, los niños que se detienen a admirar su belleza, es una proyección de imágenes, colores y formas que comunican. El lenguaje visual de éstas creaciones se acompaña de palabras, frases que denotan temas de contingencia social, que se instalan como dispositivos de poder con una mirada crítica y reflexiva de nuestra cultura.
Es construcción de identidad cultural, una forma de reconocernos como “la ciudad de los mosaicos”, lo que nos hace similar y diferente a Valparaíso, Lo Abarca u otras ciudades que tienen murales de mosaicos, nos empezamos a reconocer desde los estético, donde se cruzan emociones, pensamientos, que se transmiten con colores, figuras y formas. Es construcción de subjetividad en el acto de hacer, crear, desarrollar la creatividad , lo que empodera y da autonomía para mejorar su autoestima, siendo una terapia en sus vidas.
Se visualizan, se ponen en un muro público temas que si no se hablan no existen, frases que quedarán de por vida, imágenes que brillan, que se mueven con el transitar de sus habitantes, que entrega una mirada de belleza a nuestra ciudad.
Son piezas de cerámicas y azulejos recicladas en su mayoría de basurales y cementerios de este material quebrado y en desuso, entendiendo que la basura no existe, sino que se reutiliza como manera de favorecer el cuidado del medio ambiente.
Nuestro rol es ser facilitadoras y al mismo tiempo creadoras activas de los murales, es un trabajo que intenta la horizontalidad en las relaciones humanas, es un trabajo en equipo.
La construcción de murales de mosaicos, tiene una connotación terapéutica, basada en la teoría Psicoanalítica de D. Winnicott[1], que desarrolla el concepto de Creatividad, definiéndolo como una condición que tienen todos los seres humanos, que se comienza a desarrollar en la infancia, en donde el vinculo madre- hij@ pasa de la simbiosis hacia el conocimiento del mundo exterior y cultural, dando comienzo a la Socialización.
Durante la etapa que se desarrolla la Experiencia Cultural se produce una paradoja en nuestro mundo interno que es la vivencia de la Creatividad. La acción, el hacer, el crear algo nuevo, nos permite la proyección de nuestra psiquis, emociones, ideas.
La creatividad y el juego según Winnicott (1972) comienzan al principio de la vida, cuando la anticipación de la madre a la necesidad del bebé permite que el infante mantenga la ilusión de que el pecho de la madre es parte del infante. Esta reflexión lo lleva a postular que las primeras posesiones se realizan en una zona intermedia, entre la realidad psíquica y la realidad externa, zona que se encuentra entre el yo y el no-yo y que articula la presencia y la ausencia maternas. [2] Winnicott incluye al juego en la teoría analítica, a través del Objeto Transicional. En este espacio intermedio llamado Espacio Transicional o Simbólico, se desarrolla el juego y la creatividad, y en el que se realiza la experiencia cultural del ser humano, es decir, la ciencia, el arte, la religión.
[1] WINNICOTT, D (1972): Realidad y juego. Buenos Aires: Granica.
[2] ABADI, S. (1996). Transiciones: el modelo terapéutico de D. Winnicott; Buenos
IDENTIDAD CULTURAL EN FRAGMENTOS
La construcción de murales de mosaicos es una experiencia Psicoeducativa y Cultural, que fomenta la participación e inclusión de grupos vulnerables en sus derechos ciudadanos, políticos y sociales. Son estudiantes de escuelas municipales, mujeres con trastornos depresivos y victimas de violencia conyugal, personas con trastornos de personalidad y cuadros ansiosos, usuarios de estrato socioeconómico bajo de un consultorio público de la comuna de San Antonio, en Chile. Hombres, mujeres y adolescentes con la autoestima deteriorada, por causa de violencia cultural, donde se vulneran los derechos humanos, sexuales-reproductivos y judiciales, ya que, son excluid@s y discriminad@s, en las relaciones de poder del sistema imperante. En su mayoría mujeres que en una cultura machista han sido maltratadas, económica, física, psicológicamente, durante toda su vida, desde la infancia por sus madres y en la edad adulta por sus parejas.
Los murales de mosaicos juegan con la estética urbana, mezclándose con las personas, los automóviles, los niños que se detienen a admirar su belleza, es una proyección de imágenes, colores y formas que comunican. El lenguaje visual de éstas creaciones se acompaña de palabras, frases que denotan temas de contingencia social, que se instalan como dispositivos de poder con una mirada crítica y reflexiva de nuestra cultura.
Es construcción de identidad cultural, una forma de reconocernos como “la ciudad de los mosaicos”, lo que nos hace similar y diferente a Valparaíso, Lo Abarca u otras ciudades que tienen murales de mosaicos, nos empezamos a reconocer desde los estético, donde se cruzan emociones, pensamientos, que se transmiten con colores, figuras y formas. Es construcción de subjetividad en el acto de hacer, crear, desarrollar la creatividad , lo que empodera y da autonomía para mejorar su autoestima, siendo una terapia en sus vidas.
Se visualizan, se ponen en un muro público temas que si no se hablan no existen, frases que quedarán de por vida, imágenes que brillan, que se mueven con el transitar de sus habitantes, que entrega una mirada de belleza a nuestra ciudad.
Son piezas de cerámicas y azulejos recicladas en su mayoría de basurales y cementerios de este material quebrado y en desuso, entendiendo que la basura no existe, sino que se reutiliza como manera de favorecer el cuidado del medio ambiente.
Nuestro rol es ser facilitadoras y al mismo tiempo creadoras activas de los murales, es un trabajo que intenta la horizontalidad en las relaciones humanas, es un trabajo en equipo.
La construcción de murales de mosaicos, tiene una connotación terapéutica, basada en la teoría Psicoanalítica de D. Winnicott[1], que desarrolla el concepto de Creatividad, definiéndolo como una condición que tienen todos los seres humanos, que se comienza a desarrollar en la infancia, en donde el vinculo madre- hij@ pasa de la simbiosis hacia el conocimiento del mundo exterior y cultural, dando comienzo a la Socialización.
Durante la etapa que se desarrolla la Experiencia Cultural se produce una paradoja en nuestro mundo interno que es la vivencia de la Creatividad. La acción, el hacer, el crear algo nuevo, nos permite la proyección de nuestra psiquis, emociones, ideas.
La creatividad y el juego según Winnicott (1972) comienzan al principio de la vida, cuando la anticipación de la madre a la necesidad del bebé permite que el infante mantenga la ilusión de que el pecho de la madre es parte del infante. Esta reflexión lo lleva a postular que las primeras posesiones se realizan en una zona intermedia, entre la realidad psíquica y la realidad externa, zona que se encuentra entre el yo y el no-yo y que articula la presencia y la ausencia maternas. [2] Winnicott incluye al juego en la teoría analítica, a través del Objeto Transicional. En este espacio intermedio llamado Espacio Transicional o Simbólico, se desarrolla el juego y la creatividad, y en el que se realiza la experiencia cultural del ser humano, es decir, la ciencia, el arte, la religión.
[1] WINNICOTT, D (1972): Realidad y juego. Buenos Aires: Granica.
[2] ABADI, S. (1996). Transiciones: el modelo terapéutico de D. Winnicott; Buenos
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